Las niñas que recibieron un medicamento contra el papiloma llevan ya un mes hospitalizadas. Los profesionales no logran averiguar la patología que está causando las crisis convulsivas.
Los padres de Carla y de Raquel no quieren hablar. Sus rostros lo dicen todo. En su cara se lee preocupación e incertidumbre. También la constante esperanza de que llegue la solución para sus hijas, las dos niñas que tras vacunarse contra el virus del papiloma humano ingresaron en el Hospital Clínico de Valencia hace un mes.
Desde que las menores ingresaron la vida de sus familias ha cambiado, prácticamente se ha trasladado a la sala de espera o a la habitación del hospital. El deseo y la necesidad de estar cerca de las pequeñas ha llevado a sus padres a dejar de lado su trabajo.
En una sala de espera estaba ayer, cerca del mediodía, Alicia, la madre de Raquel. Su mirada desvelaba la preocupación. "A la una y media saldrán los médicos y nos dirán algo". Sólo pronunció estas palabras. Estaba triste. En ese momento su hija, de 14 años, seguía en la UCI, unidad en la que desde el 4 de febrero ha ingresado en cuatro ocasiones. Mientras, Carla, de 15 años, estaba en planta tras haber superado su tercera estancia en Cuidados Intensivos.
Minutos después junto a Alicia se encontraba Juan, su marido. Él pasa todas las noches en el centro sanitario. Junto a la silla donde estaba sentado había unas mantas dobladas. Se ha calzado cómodas deportivas. La jornada es larga. Se levanta y, con gran amabilidad, insiste en que no quieren hacer declaraciones. No se cansa de señalar que su única preocupación es su hija.
La semejante situación de las niñas ha unido a las dos familias. Tanto es así que acordaron nombrar un portavoz, Vicente Herreras, tío de Raquel. "No han vuelto a tener convulsiones. Carla está en una habitación y Raquel sigue en la UCI evolucionando bien. Probablemente saldrá mañana -por hoy-".
Con estas palabras explicó Herreras el estado en el que ayer se encontraban las niñas. La familia de Carla pasa por lo mismo. "Su padre sí que está yendo a trabajar, pero en todo momento la madre y dos tías han estado junto a ella".
Esa preocupación desembocó el lunes en un llamamiento a la comunidad científica con el fin de que aporten cualquier información que pueda influir en el tratamiento de las pequeñas. Ante esa petición de ayuda, "no ha surgido ninguna respuesta", apuntó Herreras.
A la solicitud de colaboración se sumó el anuncio de estudiar la interposición de una demanda. Respecto a esta opción el portavoz de los padres puntualizó que de momento "hemos buscado el asesoramiento de un abogado, que está recabando información y todavía no puede determinar en quién y en qué grado hay responsabilidad".
El Conseller de Sanidad, Manuel Cervera, mostró su comprensión ante "la preocupación de los padres, que es la misma que la de los profesionales del Clínico que están teniendo un trato exquisito desde el punto de vista asistencial". Cervera insistió en que se sigue "estudiando cuáles pueden ser las causas, pero los profesionales aún no han dicho qué patología está causando las crisis convulsivas".
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