Denominada Selene, de ahí su gentilicio selenita, y Artemisa por los griegos, y Luna por los romanos, es el único satélite natural de la Tierra y es el segundo objeto más brillante del cielo tras el Sol. Como consecuencia de su atracción gravitacional sobre la Tierra, es la causa principal de que se produzcan las mareas, que participan en las corrientes marinas, ya que el agua es un fluido y puede cambiar de forma más fácilmente.
Las primeras civilizaciones medían el tiempo contando las fases de la Luna. De hecho, en castellano el primer día de la semana «lunes» tiene su raíz en el «día de la Luna» (lunedí). Asimismo, la palabra inglesa para mes, month, proviene de moonth, una forma sajona primitiva para designar la Luna. Esto se puede ver también con Monday, que viene de moon day. En el idioma turco, la palabra Ay (mes) también significa luna. El origen de esta coincidencia es el hecho de que el musulmán es un calendario lunar.
El hecho que desde la Tierra sólo se vea una de sus caras se debe a que gira alrededor de la Tierra y sobre su eje en el mismo tiempo: 27 días, 7 horas y 43 minutos, debido al gradiente gravitatorio. A medida que gira alrededor de la Tierra, una vez al mes aproximadamente, el ángulo entre el Sol, la Luna y la Tierra cambia, por lo que la luz del Sol le llega desde posiciones diferentes, que se repiten en cada vuelta, percibiéndolo como las cuatro fases lunares, de una semana de duración. Cuando ilumina toda la cara que vemos se llama luna llena. Cuando no la vemos es la luna nueva. Entre estas dos fases sólo se ve un trozo de la Luna, un cuarto, creciente o menguante.
Los eclipses solares y lunares se deben a una "extraordinaria" casualidad. El Sol es 400 veces más grande pero también está 400 veces más lejos de modo que ambos tienen aproximadamente el mismo tamaño angular. La Luna en un eclipse lunar pude contener hasta tres veces su diámetro dentro del cono de sombra causado por la Tierra. Por el contrario en un eclipse solar la Luna apenas tapa al Sol (eclipse total) y en determinadas parte de su órbita, cuando está más distante no llega a ocultarlo del todo, dejando una franja anular (eclipse anular). La complejidad del movimiento lunar dificulta el cálculo de los eclipses y se tiene que tener presente en la periodicidad en que estos se producen (Periodo Saros).
La gravedad lunar es un sexto de la gravedad terrestre; un hombre que pese unos 82 kilogramos en la Tierra, pesará sólo 14 kilogramos en la Luna. Ello ha provocado que la Luna tenga una atmósfera casi insignificante, debido a su pequeña magnitud, incapaz de retener moléculas de gas en su superficie.
La ausencia de aire, y en consecuencia de vientos, impide que se erosione la superficie y que transporte tierra y arena, alisando y cubriendo sus irregularidades. Debido a la ausencia de aire no se transmite el sonido. La falta de atmósfera también significa que la superficie de la Luna no tenga ninguna protección con respecto al bombardeo esporádico de cometas y asteroides. Además, una vez que se producen los impactos de éstos, los cráteres que resultan prácticamente no se degradan a través del tiempo por la falta de erosión.
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